El amanecer se trasforma
en un ocaso de
Desilusión, al saber que tú no piensas en mí.
Si yo a cada instante
lo hago.
El desconcierto se apropia de mi corazón
Desfigurado; evocando
un pensamiento
Equivocado.
Quizás no aprendí a amar
con
Providencia.
Erré en dejarme llevar por una ilusión
Temprana,
tan precipitada que soñé con la luna
sin verla visto aún.
Pensando en un balcón lleno de flores
Y ahora solo hay margaritas marchitas
La desazón se vuelca en mis labios,
se vuelve agrio al
aludir que quizás
Tú podrías besar mi
boca
Sandra García ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario