El espléndido sol del atardecer, ilumina mis pasos. Pero hay días en que encuentro un camino lleno de piedras, tropiezo una y otra vez, aunque sigo caminando.
Y a pesar de todo sigo mirando al sol, con la esperanza de encontrar un camino mejor y ver como resplandece su luz.
Me invade la emoción y avanzo por él, sin mirar atrás. Percibo el sonido de los pájaros y sonrió feliz. A pocos metros, apoyado sobre un viejo roble, hay un anciano mirando al sol. Le observo y me pregunto que habrá en sus pensamientos. Pero no me atrevo a preguntarle y sigo caminando.
Observo como una ardilla baja de un árbol y se entretiene con una piña. Y Pienso en lo hermosos qué son los días, en qué él sol… con intensidad brilla.
Ahora miro el horizonte... ese horizonte… azul intenso, qué alcanzo a observar en la lejanía. Me giro para observar de nuevo al anciano, pero ya no está. ¿Qué extraño?
Y entonces pienso en ese horizonte azul intenso, lleno de luz… y alegre e ilusionada sigo mí camino sin pensar en mi destino.
muy bonitooo!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarGracias Ana, abrazos de luz.
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