Un resplandor da la bienvenida
a un marzo quebrantado por la
lluvia.
Con mucho mimo contempla sus
pequeñas mejillas sonrosadas, su
grata sonrisa radia felicidad en él
todo se vislumbra ¡ Un júbilo
palpitante!, en ella también por su
puesto.
Esa luz con el paso del tiempo ,se
va acrecentando, va siendo persona
lo que no sabe ese rayito que su
iluminador, es como un Luzbel
disfrazado de cordero acompañado
de sus secuaces : relámpago
y
trueno capaces de denigrar, zaherir
y despreciar a ese destello a pesar
de ser su concepción.
Ellos ocasionan dolor
en su alma
barriendo su identidad, a veces
parece disfrute anular la ráfaga de
claridad para que, no salga la primavera.
Pero.... la fuerza de un fulgor irradia un
brillo cuando se mira
en el espejo
mientras aprecia sus manos desnudas
en su cintura.
Se ve al natural, que sus heridas se
hicieron cura, sus ojos dejan de ser
tormenta para ver un cielo despejado.
Y su nariz volver a oler flores frescas,
sus finos labios de piñón retornan a
manifestar palabras hermosas.
El cuello a lucir
hermosos collares
de piedras,¡¡ Sus senos!! que tantas
envidias han causado pero
a ella
han callado, sus brazos esplendorosos
fuertes y firmes.
¡Y quién no habla de sus manos! pequeñas
y delicadas que llegan a todos los lugares
como un pianista ella dibuja suaves melodías
en la piel.
Monte de Venus que algún día alumbrará
con un resplandor.
¡Por qué! no hablar de sus muslos robustos
y sus elegantes
pantorrillas, que
te llevan … a sus pies.
Sandra García
Derechos reservados
