Ella frente a frente en el espejo en
una habitación de hotel no dejaba
de mirarse su cuerpo maltrecho,
herido, consumido por sus vicios
Absorbió los días en que decidió
envenenar su cuerpo perdiendo
así los momentos de su vida
cual
flor marchita en un jardín donde no
había cielo para
resplandecer.
Lentamente volvía ojear su reflejo
viéndose la aflicción de sus ojos
después de tanto trasnochar
Casi cada día pensaba que su vida
dejaría en este infierno entre habitaciones
y hombres de su vida, bebía un vaso de
whisky apagando sus lagrimas con la
última raya de cocaína
Tirada desnuda encima de una cama
entre sabanas de flores creía descender
de su jardín creyéndose que la furia
del viento se la llevaba lejos de su
mala vida